Laporta: ¿Hora de disculparse?

No es aceptable el espectáculo agresivo, descortés e irrespetuoso que protagonizó Laporta al conocer el fallo, en sus dos acepciones, favorable del Consejo Superior de Deportes en el asunto Dani Olmo. Es comprensible que el presidente del Barcelona celebrara una decisión que le liberaba de una presión que, sin duda, debe ser monumental. Sin embargo, de ahí a desplegar gestos obscenos, gritos primitivos o insultos burdos hacia cualquier persona que se cruzara en su camino (sospecho que solo hemos sido testigos, a través de las grabaciones, de una parte de lo que realmente sucedió), hay una distancia considerable, la misma que separa el respeto, la educación y la convivencia de la absoluta incorrección. No se puede perder la compostura de esa forma. No es posible regresar al enrarecido pasado de los dirigentes futbolísticos, a esos comportamientos rudos y toscos que acaban impactando tanto en la afición como en la sociedad, con serias repercusiones. Las formas y las actitudes en el mundo actual chocan frontalmente contra esa desagradable expresividad. No me atrevo a afirmar si debe ser reprimido o sancionado por la RFEF, pero, como mínimo, debería ofrecer disculpas públicas. Al fútbol en su conjunto. La final de mañana, con la atención de todo el país y de medio mundo centrada en esa cita, debería comenzar así, con sus disculpas. En cuanto a la decisión del CSD, que en su declarado intento de beneficiar al fútbol español ha logrado, irónicamente, que todos los clubs del país se sientan perjudicados, se vuelve a escuchar una frase conocida: "Con los socios de Gobierno hemos topado, amigo Sancho", que escribí hace unos días en referencia al 'caso Olmo' y a los equilibrios políticos que han desembocado en la desafortunada resolución. "Con los socios de Gobierno hemos topado, amigo Sánchez", me indicó brillantemente Carlos Carpio. Es crucial incluir, como parte esencial de la formación en las academias del fútbol base, la enseñanza de cómo ganar. Este aspecto se descuida por completo y, a veces, es más complicado que aprender a perder. Yeda conserva su esencia y su naturaleza como ciudad árabe, aunque sospecho que para el 2034, año del Mundial saudí, habrá evolucionado hacia una pequeña versión de Dubái. Regresando al 'caso Olmo': conociendo el habitual y retorcido guion del mundo del fútbol, me atrevo a anticipar un gol suyo mañana. Comparto un dato que me ha dejado sorprendido: ¿saben cuánto tiempo transcurrió desde que los hermanos Wright realizaron el primer vuelo en un (rudimentario) avión en la historia hasta que el ser humano pisó la luna? Solo 66 años.